EL CHARRO NEGRO DE MÉXICO
Existen leyendas mexicanas que se extienden inexplicablemente por todo el país. Quizá sea gracias a los cuentos entre familias, a la migración dentro de la República, o simplemente por el imaginario colectivo del mexicano. Este es el caso del Charro Negro, quien se aparece a lo largo de todo México, aunque sus intenciones no siempre son las mismas.
Un hombre alto, de esbelta figura, camina entre las sombras de la noche junto a su enorme caballo. Vestido con un elegante traje de charro negro y botas de charol con espuelas, a veces monta su gran caballo negro azabache para llegar más rápido a su presa. En estados de la República como Puebla, se dice que el Charro Negro está en busca de individuos con problemas de dinero.
Dicen que el Charro, después de una amable plática, se acerca a ofrecer una bolsa de monedas de oro, o que le avisa a su presa dónde está escondida una gran suma de dinero. Si la víctima cae en su trampa se verá condenada a ocupar el lugar del Charro Negro hasta que consiga otra presa que tentar con dinero.
En otros estados del sur de México, se dice que caza señoritas. Es raro ver a alguna mujer vagando por las calles de su pueblo en altas horas de la noche, ya que se sabe que el Charro Negro puede aparecerse para llevársela. Algunos dicen que es el mismísimo Diablo, ya que han visto cómo su caballo crece de tamaño y se enciende en llamas.
Algunos otros testigos dicen que sólo se trata de un alma en pena. Se acerca a personas solitarias para comenzar una plática casual y amena. Se dice que es muy sociable, amable y caballeroso y sólo busca compañía en su solitaria noche, mientras camina por las calles de la ciudad o pueblo donde se aparece. Sin embargo, si en el camino recorrido se topa con alguna iglesia, el Charro se despide amablemente y desaparece.
Nadie sabe realmente desde cuándo vaga este Charro Negro, ni cuándo se irá para siempre. Pero es muy interesante cómo este misterioso individuo se aparece a lo largo de toda la República Mexicana.